Movimientos de un corazón
Retratos de un elemento: el mar
Movimientos de un corazón
El contemplum era en tiempos de los romanos una plataforma situada delante de los templos paganos desde donde se observaban los astros con fines predictivos. Es decir: servía para mirar lejos (contemplari).
Movimientos de un corazón es la respuesta gráfica, directa y personal que Inés Gil nos propone en una serie de fotografías a cerca de esta forma de mirar más allá de lo que el ojo es capaz de enfocar.
Convertir el agua en cielo es lo de menos, ya que al suprimir el contexto, las fotografías de Inés nos permiten volar y nadar al tiempo para llegar a esos mundos que Paul Eluard adivinaba están en éste, y acceder así a esas otras vidas que residen, sin duda, en uno mismo.
Cuando la mirada se acopla y acompasa a un biorritmo el tiempo se hace elástico tambaleando las leyes de la física, lo que Inés aprovecha y potencia usando un cimbreante arte óptico de natural geometría.
Contemplar es mirar lejos a través de un mar muerto un millón de veces, y verlo renacer otras tantas, tal y como lo hacen los versos superpuestos de un surreal cadáver exquisito. Lo imaginado convive con la realidad sin mayor conflicto mientras el corazón se mueve bruscamente y sin medida de la mano de un Universo en expansión condenado a no quedar quieto ni por un instante.
Mirar lejos no es ver y tampoco es observar, y sí es, sin duda, el paso necesario para imaginar, renunciando a aquel primigenio sentido de la fotografía de dar testimonio de un momento vivido, porque en estas imágenes el momento…está por llegar.
Texto: Miguel Bañuls